Tarjeta de crédito emplumada (Pollos de Engorde).
Los campesinos crían
aves de corral por muchos motivos, desde la necesidad de obtener ingresos hasta
el simple placer que le produce a algunos agricultores contemplar a sus aves
saludables andar alrededor de la casa -explica Robyn Alders, autora de una guía
de la FAO que está por publicarse sobre diversificación de la pequeña
agricultura con producción de aves de corral-.
En general, en el medio rural
escasean las proteínas y las aves de corral son capaces de proporcionarlas en
forma de carne y huevos. Pero estas aves además son una especie de “tarjeta de
crédito” instantánea que sirve para vender o cambiar en las sociedades donde no
abunda el dinero en efectivo.
Las aves de corral en la aldea también desempeñan
muchas otras funciones a las que difícilmente puede atribuirse un valor
monetario. Combaten algunas plagas y proporcionan abono, se utilizan en fiestas
especiales y sirven para cumplir con algunas obligaciones sociales, son
imprescindibles en muchas ceremonias tradicionales, y para el tratamiento de
algunas enfermedades.
Por consiguiente, no es
sorprendente que la creación de sistemas de avicultura familiar sea una
estrategia importante en el Programa Especial para la Seguridad Alimentaria de
la FAO, que actualmente tiene proyectos en ejecución en 66 países.
La FAO
señala que la productividad de la avicultura familiar en la mayor parte de los
casos es poca, en comparación con la de los sistemas que consumen grandes
volúmenes de insumos. Una gallina que se cría al aire libre, por ejemplo, sólo
pone de 30 a 50 huevos al año, o llega a poner hasta 90 en un año si se le dan
alimentos mejorados y tiene buenas condiciones de cría. Pero una gallina
comercial producirá hasta 280 huevos.
La FAO considera que
para mejorar la producción rural de aves de corral se necesita mayor
información sobre gestión, nutrición, así como de insumos para cría,
suplementos alimenticios y corrales, creación de estrategias comerciales
eficaces y, sobre todo, una mejor
atención sanitaria.
"Los programas de
avicultura rural sostenible deberían aprovechar lo que ya se tiene y adaptar
las algunas de las innovaciones tecnológicas a las situaciones locales",
afirma Robyn Alders. La autora se refiere a los buenos resultados obtenidos por
un programa de avicultura realizado en pequeña escala en Bangladesh. Este fue
manejado por mujeres analfabetas e indigentes, sin tierras ni otro activo que
su fuerza de trabajo.
Allí, se impartió capacitación a grupos de 30 a 40
mujeres en gestión de ahorros y créditos, y se les enseñaron técnicas para
alimentar a las aves de corral, a hacer sus gallineros y a combatir las
enfermedades de aves predominantes en esa área. Mediante un proyecto de crédito
se proporcionó a esas mujeres de razas de gallinas mejoradas, adaptadas a las
condiciones de las aldeas y capaces de poner hasta 200 huevos al año.
El programa también
financió una red de pequeñas empresas en la aldea entre los participantes en el
proyecto de avicultura: unidades para avicultura, proveedores de forrajes,
incubadoras pequeñas y colectores de huevos. También se formaron para veterinarios
en las aldeas para vacunar a domicilio los grupos de aves a fin de protegerlas
de las principales enfermedades.
El resultado fue que la situación de las
mujeres mejoró sustancialmente, el 28% de los ingresos familiares ascendieron
por encima del umbral nacional de pobreza en el transcurso de 18 meses y se
incrementaron los índices de inscripción en las escuelas de 86% a 99% en los
hogares beneficiarios.
En Sudáfrica, el
Consejo Nacional de Investigación Agrícola está patrocinando una cadena de
"centros de abasto de aves de corral", cuya propiedad y gestión está
a cargo de comunidades pobres que venden todas las materias primas necesarias
para los productores de aves de corral, empezando con las aves mismas, los
forrajes, los suministros veterinarios y hasta los materiales iníciales para
construir gallineros.
Los posibles productores que terminan los cursos de
capacitación reciben certificados que los acreditan ante los bancos de
desarrollo o subsidiarias locales del gobierno, condición básica para obtener
créditos en el futuro. También se les proporciona, a precio simbólico,
botiquines de primeros auxilios para las aves de corral.
Este programa escogió
seis razas de aves más adaptadas para vivir en condiciones difíciles, o sea con
pocos insumos y corrales, forrajes, agua e higiene a distintos niveles. Entre
las aves utilizadas en el programa algunas eran de origen europeo como la
variedad New Hampshire, otras de origen australiano como Black Australorp, y
razas procedentes de Malasia y Namibia adecuadas al clima local.
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